El Grand-Étang, una depresión natural* situada a 400 metros sobre el nivel del mar, tiene una superficie de 5 hectáreas y una profundidad de hasta 10 metros en algunos lugares. Esto lo convierte en el lago más grande de la cordillera de Basse-Terre. Antiguamente denominado «La gran agua de la montaña” por los caribes (también llamados caríbales o kalinago), se formó hace 10.000 años debido al choque entre flujos de lava. Los volcanes responsables de esta maravilla natural ahora están extintos. La escorrentía de tres barrancos, el lecho de roca arcilloso y, por lo tanto, hermético* del área, también propician la retención de agua. La escorrentía transporta sedimentos que provocan el estancamiento* y la sedimentacion del estanque.
Aparentemente imperturbable, este tipo de ecosistema* es rico pero frágil. Cuando es invadido por vegetación acuática como resultado del estancamiento, la eutrofización del lago puede avanzar rápidamente. Por eso, la intervención humana: arrancar y segar las plantas, y dragar los sedimentos* es fundamental para su supervivencia.
El Grand-Étang es un reservorio de diversidad biológica protegido por el Parque Nacional de Guadalupe. Su belleza tranquila y excepcional atrae a los amantes de los paseos por la naturaleza.
Pero, es importante mencionar que este interesante fenómeno no es un caso aislado, el Grand-Étang tiene como vecino más cercano el estanque Zombis a 440 metros sobre el nivel del mar; y más arriba se encuentran el estanque Madeira, el estanque Roche y el estanque Ace of Spades.
El Grand-Etang está poblado en sus inmediaciones por juncos y helechos, y sobre todo por icacos (Chrysobalanus icaco). El bosque pantanoso que se desarrolla en una orilla del estanque está representado principalmente por árboles de Leche Maria (Symphonia globulifera) y yambos (Syzygium malaccense). En esta zona también se pueden encontrar especies propias de áreas de bosque denso tales como: tabonuco (Dacryodes excelsa), Asplundia insignis, etc.
La avifauna de los humedales representada por: el cocobino gris (Cinclocerthia gutturalis) o el águila pescadora (Pandion haliaetus) son dos ejemplos de la diferencia en las interacciones de la fauna con este medio. El primero saca del agua a sus presas (caracoles) para romperlas en las rocas circundantes, mientras que el segundo pica en el estanque para perturbar el agua y atrapar a los peces. Otras aves, como las pollas de agua (Gallinula chloropus), nadan allí. Esta zona fangosa alberga también una fauna acuática de crustáceos (por ejemplo el Macrobrachium carcinus), peces como la tilapia y sanguijuelas, cuyo desarrollo fluctúa de acuerdo con las precipitaciones, las escorrentías que desembocan en ellas, y el mantenimiento que beneficia al estanque.
El recorrido por esta gran masa de agua, particularmente apreciada por las aves, dura alrededor de una hora y permite descubrir el bosque higrófilo* sin gran dificultad (1h 30). El camino conduce a un observatorio flotante desde el que se pueden observar numerosos ejemplares de la avifauna local. Sembrado de paneles botánicos que explican su nacimiento, su mantenimiento y su futuro, este estanque es un lugar ideal para aprender y descubrir el patrimonio natural forestal y pre-forestal de Guadalupe.
Desde el lago del Grand-Étang, una ruta (el Boucle des Etangs) conecta las otras masas de agua mencionadas entre sí, en poco menos de 5 horas. Durante la cual se puede descrubrir la biodiversidad de estanques sumergidos y expuestos según la temporada en la que se visiten. Mapa topográfico: